Agosto 9, 2020
En el paisaje de su pequeño pueblo natal, Arkel, se cuela un molino de viento: es sencillo a la vista, sin demasiados adornos estéticos, cumplió con su función años atrás y ahora ejerce como marco de recuerdo. Con su movimiento de aspas buscaba drenar el agua o moler el grano… Exactamente igual que Frenkie de Jong en el centro del campo del Fútbol Club Barcelona.

Nieto del ‘Cruyffismo‘ y alumno de las mejores escuelas de dicha corriente: visualiza, organiza y fabrica. Rápido en el aprendizaje, en su carrera –en el sentido más literal– tenía un sueño –jugar en el Barça– y un objetivo –hacerlo en el centro del campo–. Una vez acomodado en ambas metas, sigue tomando apuntes –y no solo de castellano–. Ahora no sueña con ser mejor, trabaja para serlo: quiere dotar de más calidad su pase en largo, aumentar el número de pases decisivos y al mismo tiempo, el de goles. Y, aunque hay quien aguanta la respiración cuando se sitúa de cara al portero y de espaldas al resto, él ha aprendido a mover sus aspas en la mejor dirección.
Marca el inicio, siembra las raíces y las hace crecer con sus movimientos posteriores. Como el molino de Arkel: ‘drena’ en la zona defensiva y se encarga de ‘moler’ en la ofensiva. El centro del campo es su hábitat y cuando forma dupla con Sergio Busquets, como un día fueron Don Quijote y Sancho, Frenkie dibuja y desdibuja auténticas obras de arte (re)convertidas en jugadas. Así es a sus 23 años. Y hablamos de alguien que a los seis impuso en casa la decisión de marcharse a jugar al Willem II, donde, más tarde, optó por mantener al Ajax aguardando su llegada para debutar como canterano en el primer equipo del club que apostó por él antes que nadie; una vez en ‘territorio Cruyff’, y después de brillar en él, dejó la llamada culé en espera porque sentía que debía jugar más y mejor allí y devolverle la confianza que le habían dado; y, finalmente en Barcelona, conquistó la paciencia de la grada para ofrecerle su mejor versión. Así es Frenkie: un joven futbolista que, pese a la rapidez de su carrera, siempre mide (bien) sus pases.
Desde que anunció esa primera decisión, no ha dejado de tomar una detrás de otra: ese es el arte que crea con el balón como pincel. Este es Frenkie De Jong: nieto de Cruyff e hijo de Ten Hag.